Privacidad: el fin no siempre justifica los medios

Por Mauricio París

La reacción de Apple a una orden emitida por las cortes de los Estados Unidos para des encriptar el iPhone de Syed Rizwan Farook, principal sospechoso del tiroteo de San Bernardino, California del pasado mes de diciembre ha sido alabada y criticada en las últimas horas, a partir de que la empresa hiciera público un comunicado de su CEO, Tim Cook en donde informa que la empresa apelará la decisión.

La orden, dictada por la Corte de Distrito de California, compele a Apple proporcionar asistencia técnica razonable al FBI para des-encriptar el iPhone del encartado utilizando el sistema de fuerza bruta (brute-forcing), mediante el cual se descifran claves mediante la prueba de todas las combinaciones posibles hasta encontrar la correcta. El problema para el FBI son los mecanismos de seguridad de los iPhone, en específico del sistema operativo IOS 8 y posteriores, que permiten al dueño del teléfono habilitar una opción que, al detectar 10 intentos fallidos de descifrado de la clave, borra la información contenida en la memoria, y con ello también las posibilidades de encontrar prueba útil.

No es la primera vez que Apple recibe solicitudes de colaboración para investigaciones de este tipo, sin embargo, en este caso la solicitud va mucho más allá, puesto que ordena a Apple no solamente entregar la información que tiene en su poder del teléfono de Farook, (por ejemplo la que está almacenada en iCloud), sino que le ordena diseñar una versión especial de su propio sistema operativo que permita desmantelar todos los avances que se han creado para proteger la privacidad de todos los usuarios de iPhone. Apple dice que ni ellos mismos cuentan con esa tecnología por su compromiso con la privacidad, y que crear esta “llave” permitiría al gobierno (y a la misma empresa) acceder cualquier otro iPhone en el futuro, y podría dar pie a otro tipo de solicitudes que permitan acceder a datos de salud, financieros, de geolocalización e incluso al micrófono y la cámara del iPhone sin que el usuario tenga conocimiento. Se trata no sólo de crear una llave, sino de diseñar una cerradura para una puerta que no estaba concebida para ser abierta.

La mayoría de los usuarios han mostrado su apoyo a Apple, que sin duda hizo público el comunicado para granjearse el apoyo de la opinión pública. De hecho, los defensores de la privacidad han manifestado que Apple está haciendo más que el propio Congreso por limitar los enormes poderes con que cuenta el Gobierno de los Estados Unidos a partir de los atentados terroristas del 2011. Sin embargo, hay quienes justifican la orden en lo terrible del caso concreto, (14 personas muertas y 22 seriamente heridas), y en la importancia de la lucha contra el terrorismo.

Hay quien dice que la batalla a favor de la privacidad está perdida, pero si no lo está ya, la orden judicial mencionada podría ser un golpe fatal en su contra. Un modelo en donde los gobiernos quieren tener acceso a toda la información de los ciudadanos, pero al mismo tiempo impedir que los ciudadanos tengan acceso a la información del gobierno por motivos de seguridad nacional representa una paradoja de la democracia del Siglo XXI. Sin duda, oiremos mucho sobre este caso en los próximos meses.