La Ciencia política (menos frecuentemente llamada también politología) es la ciencia social que estudia empíricamente la política en sus diversas dimensiones. Por tanto, el estudio de la política es lo observable, no está referido a lo que debería ser la política como tipo ideal o conducta deseada, dicho rol lo cumple la filosofía política. Tampoco es el estudio de los elementos formales de la política como lo son las leyes, su formación y las intenciones de éstas, tarea de la jurisprudencia. La ciencia política tiene en cuenta el comportamiento político efectivo y observable de las personas y las sociedades. Las principales áreas de análisis de la ciencia política son* las relaciones de poder y las características de su ejercicio* la autoridad y su legitimidad* las políticas públicas* la gestión pública* las instituciones del Estado* los sistemas políticos* los partidos políticos y sistemas electorales; y* el ordenamiento de la acción colectiva.[1]
Así pues, la ciencia política es una disciplina relativamente reciente, cuyo nacimiento (al menos en lo que concierne a la ciencia política moderna) algunos sitúan en el siglo XVI con Nicolás Maquiavelo (separación de la moral y de la política). Sin embargo, ya en la Antigüedad existen formas de organización política: la polis (donde nació la palabra ‘política’, y que significa ciudad)en la democracia griega, la Res Publica (cosa pública) que instauró la igualdad en cuanto a los derechos políticos en la Antigua Roma, a excepción de los esclavos. En el Pensamiento chino de Marcel Granet, el arte político databa de las «escuelas confucianas». La administración pública china es la más antigua, comenzando el «mandarinato» en esta época.La anglofonía distingue entre political scientist (científico político o politólogo) y political analyst (analista político).El término ciencia política fue acuñado en 1880 por Herbert Baxter Adams, profesor de historia de la Universidad Johns Hopkins. Aunque su verdadero desarrollo como disciplina científica es posterior a la Segunda Guerra Mundial, antes de dicho periodo se asociaba al estudio de la jurisprudencia y la filosofía política. Otros autores afirman que el término Ciencia Política es propuesto por Paul Janet, quien lo utiliza por primera vez en su obra Historia de la Ciencia Política y sus relaciones con la Moral escrita a mediados del siglo XIX.[2]
En la época actual, en la cuál vivimos sumergidos en la era de la Informática y la Internet , las redes sociales han tomado un papel definitivo en las campañas electorales; en las manifestaciones de los proyectos políticos y en las preferencias de la ciudadanía con respecto al sistema democrático.
Muchos perfiles electorales y campañas se han realizado e incluso se han impuesto liderazgos políticos a través de las redes sociales.
También se han utilizado como expresión de la ciudadanía en cuanto a sus demandas sociales: petitorios a través de la Red o si las plataformas legislativas en las cuales se incorporan opciones de intercambio tecnológico con la población, en cualquiera de sus tres niveles ( nacional, provincial, municipal). Las formas de democracia semidirecta incluyen figuras constitucionales como la iniciativa popular y la participación ciudadana. Negar estos fenómenos sería no aceptar la evolución o adaptación del sistema electoral a la inclusión tecnológica, y el impacto de la acción social.
Igualmente, hay que tener cuidado con las barreras que invaden la intimidad y privacidad tanto de los candidatos como de los electores; hay una brecha entre la vida política y la vida privada que debe respetarse y mantenerse paralela, aunque pueden filtrarse datos personales ( derecho autónomo e independiente), ya sea por las características de la información, por el contexto histórico-social, o por un descuido.
Eventualmente, ante una vulneración o menoscabo de este tipo de derechos, el damnificado deberá realizar una acción de tutela jurídica efectiva, en los términos del derecho procesal constitucional, llamada acción de habeas data, que en Argentina, mi país, esta contemplada en el Art. 43 inciso 3 de la Constitución Nacional, y que procesalmente se asimila a la acción de amparo, encontrando sustento en el fallo “Ponzetti de Balbín”. Estos derechos están protegidos también por el Art. 75 inciso 22, que otorga jerarquía constitucional a los Tratados de Derechos Humanos, superior a la leyes mientras, no contradigan a la ley fundamental.
A diferencia de los intercambios económicos de mercado –que se constituyen mediante relaciones basadas en la competencia-, y de las organizaciones formales –establecidas a partir del principio de jerarquía-, las redes políticas generalmente describen relaciones entre actores que son voluntarias, horizontales e informales.
Recientemente, la teoría y el análisis de redes han cobrado mucha visibilidad en la Ciencia Política. En los últimos años, se han publicado un gran número de trabajos que examinan el efecto de red sociales, o explican la creación de redes, en áreas tan disimiles como son la colaboración entre legisladores, los conflictos armados, las políticas ambientales o la colaboración internacional, entre otros. Algunos ejemplos relacionados con la política en América Latina incluyen los trabajos de Alemán y Calvo (2013); Berardo y Mazzalay (2012) o Alcañiz (2010). Se puede encontrar más información incluso en la asociación internacional de análisis de redes.[3]
Una de las razones por la cual el análisis de redes ha cobrado tanta relevancia en las ciencias políticas es que permite resolver teórica y analíticamente el dilema entre estructuras sociales y agencia política. En efecto, pensar en términos de redes implica resaltar la agencia del actor en relación al contexto (el orden social) en el cual está inmerso. Originalmente desarrollado por sociólogos, el estudio de redes parte del supuesto que todo actor es social y, por tanto, explicar su accionar requiere atender la red de lazos sociales, económicos, y políticos que lo sostiene. Aquí debe aclararse que el interés del investigador puede estar puesto en el actor o en la red. Dicho de otro modo, la flecha causal puede ir del actor a la red, para explicar cómo los intercambios entre actores forjan el entramado social o puede ir de la red al actor para explicar cómo el medio social influye en el accionar político. Pero para ambas perspectivas, el análisis de redes ofrece conceptos y medidas útiles.[4]
Si el eje de la investigación cae sobre el actor, el concepto de centralidad es de particular relevancia. Centralidad refiere al prestigio o influencia que tiene un actor dentro de la red. Si, por ejemplo, estudiamos a un grupo de países para calcular la probabilidad que dos o más colaboren, seguramente querremos dar cuenta del efecto de los “pesos pesados” dentro del grupo. Eso es, algunos países tienen mayores recursos (económicos, políticos, y/o militares) y eso puede sesgar la probabilidad de cooperación ya que un país con superávit de recursos puede ofrecer mayores beneficios a la hora de colaborar que uno en déficit. Para dar cuenta de esto, primero debemos identificar a los países centrales de la red. La medida de centralidad (en todas sus variaciones) esencialmente cuenta el número de lazos que cada actor tiene con los otros participantes de la red. Cuanto mayor el número, mayor se espera que sea su influencia sobre los otros.[5]
En temas de cooperación internacional y políticas ambientales, las redes sociales constituyen una gran herramienta, tanto por el aporte de información de los diferentes actores (en el sector gubernamental, académico, sociedad civil, sector privado, etc., que conforman el modelo de la llamada Gobernanza de Internet), como por el impacto de esa información en la sociedad; trasformando la realidad ( la función de la política) , y tratando de satisfacer las demandas sociales. Muchas políticas relacionadas a temas de DDHH se han llevado a cabo en su ámbito material, gracias a la difusión y presión de las Redes Sociales, como es el caso de las ONG,s en el seno de Naciones Unidas, con un porcentaje de participación en las decisiones sobre materia de Derecho Internacional Público.
Todas estas cuestiones son muy importantes, si se protegen los Derechos de Privacidad, Intimidad y Protección de Datos personales; y se difunde una cultura de privacidad, de autogestión de la información privada. Como también lograr una eficaz técnica legislativa en cuanto a la difusión de la información pública ( el pilar de un gobierno abierto, trasparente y electrónico, por medio de la aplicación de las nuevas tecnologías) , y una unificación de criterios sobre privacidad en las legislaciones de Iberoamérica, que es el objetivo principal ( junto con la creación y difusión de una cultura de privacidad) de este Prestigioso Observatorio de Protección de Datos, del cual es un honor pertenecer y participar. Gracias a su Director Daniel López Carballo y al excelente equipo de colaboradores; entre todos podemos lograr aportes al bien común.
Referencias
Alcañiz, Isabella. 2010. “Bureaucratic Networks and Government Spending: A Network Analysis of Nuclear Cooperation in Latin America”. Latin American Research Review 45 (1): 148-172.
Alemán, Eduardo y Ernesto Calvo. 2013. “Explaining Policy Ties in the Argentine and Chilean Congresses: A Network Analysis of Bill Initiation Data“. Political Studies 64 (1).
Berardo, Ramiro y Victor Mazzalay. 2012. “Confianza, Influencia Política e Intercambio de Recursos en Arenas Decisorias Regionales“. Revista de Ciencia Política 32 (2): 479-500.
[1] Sitio web: http://es.scribd.com/doc/84201101/Definicion-de-Ciencias-Politicas.
[2] Op cit.
[3] Escrito por Isabella Alcañiz el 22 julio, 2013 archivada en Ciencia Política.
[4] Op. cit.
[5] Op. cit.