La deuda en materia de protección de datos en Chile

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Por Claudio Ragni Vargas

En Chile es común que se solicite el RUT (NIF, CUIT, RIF), como complemento a una transacción comercial, sin embargo las técnicas de consulta han variado por parte del comercio, ya sea porque solicitar dicho numero permite “hacer efectiva” la garantía de un producto,  estar registrado como cliente y por cierto en las farmacias para verificar descuentos. Estas prácticas, como sabemos, son con fines argumentados en el marketing directo (análisis de datos, CRM, entre otros) y con los supuestos resguardos de “privacidad”, que como sabemos no existen.

Así se conforma un mercado donde es posible acceder a bases de datos de números telefónicos; correos electrónicos y un sin número de indicadores en las que intervienen, las empresas de telecomunicaciones, las tiendas por departamentos, líneas aéreas, la banca y también los partidos políticos en tanto sea preciso llegar a los electores.

Lo anterior tienen mayor gravedad cuando comenzamos a ver en el “mercado” un número mayor de datos que se solicitan para operaciones comérciales tradicionales, como por ejemplo, para la contratación de servicios de telefonía celular se “deba” entregar, por parte del cliente, copia de cédula de identidad, copia de tarjetas bancaria y copia de comprobante de saldo de cajero automático, con una  razón sólo comercial, pero que a todas luces es “obtención de datos”.

El problema en nuestro país es que mientras no se legisle “de verdad” y se mantenga la ceguera legislativa y política de no contar en Chile con una “entidad” que se dedique a la protección de datos personales, como las existentes en países que han abordado esta situación de manera rigurosa; el problema de la privacidad seguirá en tierra de nadie.

Esfuerzos han existido, como “la Ley no insista” en 2013, pero con visión parcial del problema no es posible llegar a los consensos necesarios para  regular el uso indiscriminado de datos personales la que se encuentra hoy absolutamente desprotegida.