Día Internacional de la Protección de Datos Personales: algunas consideraciones

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Por Nathalie Artavia Chavarría

El día 28 de enero, se celebra el Día Mundial de la Protección de Datos Personales, decretado así en homenaje al Convenio 108 del Consejo de Europa que regula esa materia. Debido a su importancia, distintas instituciones y organizaciones del sector privado en distintos países se han sumado a este esfuerzo por regular este derecho, tomando como referente la legislación Europea.

En nuestro país, la influencia del modelo europeo para una propuesta legislativa no fue la excepción, teniendo desde el año 2011 un marco legal que tiene como objetivo la protección de nuestro derecho a la Autodeterminación Informativa, catalogado como un Derecho Humano de Tercera Generación derivado de los derechos a la Intimidad y la privacidad, nacido en virtud del surgimiento de las nuevas tecnologías y con ello, la creación de bases de datos sin control.

Indudablemente, el derecho de acceso a nuestra información personal y la protección de nuestros datos personales frente a aquellas personas u organizaciones que mantienen bancos de este tipo de información, son consustanciales dentro de un Estado Democrático. Asimismo, este derecho se transforma en un elemento capital de la libertad del ciudadano en la sociedad de la información y de la comunicación.

Nuestros datos personales son el principal insumo que requieren terceros para cualquier actividad, siendo la tecnología una herramienta que permite toda acción relacionada con la búsqueda, acceso, transferencia y extracción de datos, por mencionar solo algunas. Ante el panorama que actualmente vivimos, tomando en cuenta la celebración internacional de este Derecho Humano, merece atenderse la reflexión del jurista italiano Stefano Rodota: ¿todo lo que es tecnológicamente posible es al mismo tiempo éticamente posible, socialmente aceptable, jurídicamente legítimo?

Por ende, debemos tomar conciencia como ciudadanos, de que, si bien existe un marco regulatorio tendiente a proteger nuestra información personal, la primer barrera de protección somos nosotros mismos. El punto clave radica en iniciar acciones que aborden los problemas asociados a la recolección y uso de nuestra información personal, sobre todo, hacer respetar este derecho ante aquellas organizaciones que colectan, utilizan y muchas veces transfieren y venden nuestros datos sin nuestro consentimiento. Todo lo anterior, amerita el respaldo estatal, mediante el fortalecimiento de la autoridad reguladora en esta materia, y ratificando su compromiso en la difusión y posicionamiento de este derecho.

Publicado originariamente por la autora en Bona Fides de Mauricio Paris.