Al Gobierno no, a las redes sociales sí

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Por Miguel Sumer Elías

Internet ha causado una revolución impensada en todos los ámbitos de la vida. Sabemos que la forma en que nos relacionamos, comunicamos y trabajamos ya nunca volverá a ser como antes. Y aquí entramos en escena nosotros, la primera generación de ciudadanos de la historia que, casi en soledad, debe enfrentar estos cambios sin haber sido capacitados por nadie.

Somos esa última generación que en su infancia y adolescencia utilizaba las «viejas» cámaras de fotos y cuidaba al máximo cada imagen que tomaba debido a los costos del rollo y del revelado. Pero también teníamos la precaución natural de no tomarnos fotos que nos ridiculizaran o expusieran demasiado por pánico a que en la casa de revelado se quedasen con una copia.

Somos esa última generación casi prehistórica que arrastra los viejos conceptos y valores sobre el cuidado de la privacidad, pero que se siente sumamente descolocada ante estos cambios tecnológicos. Por un lado, desconfiamos -y con razón- de la correcta utilización que el Gobierno pueda hacer de nuestros datos personales, por el otro estamos regalando todos los detalles de nuestra vida a empresas privadas que lucran con esa información a cambio de una falsa sensación de gratuidad en la Web.

Información sobre nuestras relaciones, familia, amistades, sensaciones, sentimientos, gustos, preferencias, datos insignificantes o datos sensibles es volcada a diario en un océano público de información sin filtro del cual no tenemos real conciencia. Si un desconocido se acercase a nosotros y comenzara a relatarnos detalles de nuestras vidas, seguramente nos sorprendería y asustaría. Sin embargo, es muy probable que esa persona sólo haya leído información en Internet que el propio usuario subió. Exponemos nuestra vida, pero nos sorprendemos de que otros la sepan, es contradictorio pero real.

Por lo tanto, de ahora en más deberemos ser más conscientes de lo que publicamos para no darle al sistema más de lo que el sistema nos saca, ser críticos hacia cualquier iniciativa pública o privada que implique utilizar nuestra información, hacer valer los derechos sobre nuestros datos personales y educar a las nuevas generaciones sobre el uso responsable de Internet.