Por Heidy Balanta
Un joven universitario irresponsable, quien a través de twitter hizo comentarios despectivos y de mal gusto, sobre la tragedia nacional de los 33 niños incinerados en el bus, que trajo como consecuencia, la ira de la población que quería lincharlo, pero que, además, dio pie a generar grupos en Facebook, uno de esos, ya tiene más de 10 mil seguidores, y para acabar de completar, cientos de personas tienen identificado el lugar donde vive y estudia.
Por último, la Fiscalía inició una investigación en su contra por el presunto delito de “hostigamiento por motivos de raza, religión, ideología política, u origen nacional, étnico o cultural”; este delito puede generar pena de prisión de 1 a 3 años, y multas hasta de 9 millones de pesos.
Así como este caso, suceden a diario muchos. Las personas no tienen un uso responsable de las tecnologías de la información y las comunicaciones, y evidencia una característica de la cultura colombiana, hablar sin pensar; en este caso, escribir sin pensar.
El principal error de muchos es creer que lo que escriben en medios virtuales, tiene efectos virtuales, no se equivoquen, los efectos son reales. En Colombia, como en la mayoría de las partes del mundo, todas las actuaciones que se realizan en internet tienen efectos reales, de hecho sirve como prueba en un juicio.
Recuerde que en Internet se juegan derechos fundamentales como la intimidad, el buen nombre, la honra; y la vulneración de los mismos da pie a cometer delitos como la injuria y la calumnia.
Por lo tanto, piense muy bien lo que va a escribir, recuerde que ningún derecho fundamental es absoluto, y que la libertad de expresión termina, cuando inicia el derecho del otro.
Artículo publicado por la autora en Diario Occidente.
