Obama y la ciberseguridad global

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Por Emilio Suñé Llinas

El espionaje de las telecomunicaciones globales made in USA demuestra que los temas se ponen de actualidad por oscuros intereses. ¿Quién mueve los hilos de los medios a nivel global?, pues el revuelo que se ha montado a partir de las confesiones de un pringado, no revela nada que no se supiera hace años, por lo menos 15. Es como si alguien apuntase a Obama. Por cierto, ¿qué pinta Hong Kong, es decir China, en todo eso?. Entre tanto, la farisaica Comisión Europea, fiel a su condición, se rasga una vez más las vestiduras.

En 1998 estalló el escándalo “Echelon”, un sistema de interceptación de telecomunicaciones que el “Imperio Británico con sede en Washington”, como suelo denominarle, empleaba para un espionaje global, tanto de las telecomunicaciones tradicionales (teléfono fijo y móvil, fax, etc.), como de Internet. La UE montó en cólera cuando se constató que con ese sistema, en el que participaban exclusivamente USA (a través de la NSA), Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, se realizaba espionaje industrial sobre sus teóricos aliados.
En la misma época era también conocida la existencia del “Carnívoro”, un sistema del FBI que se dedica a rastrear toda la información, incluidos E-Mails, que circulan por Internet. En teoría su preocupación es el terrorismo, pero en la práctica está demostrado que va más allá. El Carnívoro no puede funcionar sin la colaboración activa de los proveedores de servicios de Internet (ISPs), o sea que tampoco es de ahora la complicidad, en beneficio mutuo, de las multinacionales privadas que dominan Internet, con los intereses de EE.UU. Salvo por la aparición de nombres y detalles concretos, en 2013 no se ha sabido nada estrictamente nuevo.
El cinismo de la Comisión Europea se acaba de manifestar a colación de la protección de datos personales, cuando es la propia UE la que mantiene un régimen especial en esta materia para las telecomunicaciones, primero con la Directiva 97/66 y después con la 2002/58, que excepcionan el régimen general de la Directiva 95/46. ¿De qué se quejan, pues, si son cómplices de esta situación?. Tanto, que aun cuando USA tiene un sistema de desprotección -más que de protección- de datos personales, la UE llegó con ellos a los denominados acuerdos de “puerto seguro”, que no hubiera firmado con ningún otro país en idénticas condiciones. Por si fuera poco, el proyecto de Reglamento Europeo de Protección de Datos, mantiene el régimen especial de las telecomunicaciones. ¿Se puede ser más farsante e hipócrita?.
La recolección de datos telefónicos que ahora es motivo de escándalo en USA, existe también aquí, en España, pues los ISPs están obligados a retener, como regla durante un año, todos los datos de las comunicaciones, incluso telefónicas, de los ciudadanos, aunque sin interceptar su contenido. Así lo dispone la Ley de Conservación de Datos 25/2007, de la época Rubalcaba, quien no se limitó al espionaje de SITEL. Dicha Ley responde a otra Directiva europea, la 2006/24. Es decir, que lo que se ha “descubierto” en USA era ya práctica común en Europa.
Obama -quién te ha visto y quién te ve- apela de nuevo al terrorismo como espantajo para recortar las libertades. Dice: “los ciudadanos habrán de escoger entre seguridad y privacidad”. Rubalcaba podría pedirle el copyright, pues pronunció exactamente la misma frase, cuando le interrogaban por SITEL. Pues bien, estamos ante una falacia. Este modesto profesor enseña en la universidad que los ataques a la intimidad suelen perseguir un objetivo que va más allá: atentar contra las libertades ciudadanas en general y en consecuencia contra la seguridad de las personas. De hecho los nazis, sobre 1940, “cazaban judíos” rastreando apellidos de ese origen étnico. Tenedlo claro: no puede haber seguridad sin privacidad… ni tampoco libertad.